Aprovechando el día de hoy, y sabiendo que muchas de las personas que estáis ahí sois principalmente treintañeras, cuarentañeras y cincuentañeras etc. hoy me gustaría dedicarle el día internacional de la mujer a hablar de nuestra salud alrededor de los 40 y de una palabra tabú hasta hace bastantes pocos años: La menopausia. Y su periodo predecesor: La perimenopausia.
La salud de las mujeres es un nicho de negocio con el que mercadear sin ningún pudor a lo largo de todas nuestra vida: la primera regla, el embarazo… cuando se va la regla por lo visto es otro gran momento para hacer caja. Lo intangible da para crear muchas necesidades y puede que por eso la Perimenopausia es hoy en día una suerte de caja de Pandora en la que se incluyen todos los síntomas imaginables y otros que aún no imaginas.
Si a los 20 o a los 30 estás de mal humor, o triste, o subes de peso, o te duele la cabeza, o no tienes ganas de sexo, o tienes cambios de humor, o tu regla es abundante, o escasa o dolorosa, o te cae el pelo, o se te hinchan las piernas, o notas un cambio en tu olor corporal, o haces malas digestiones, cansancio o … puedo seguir poniendo síntomas variados hasta el infinito. Pues si a los 20 o a los 30 te ocurre cualquiera de esas cosas u otras, nadie lo mete en una caja le pone un lazo y sentencia: Perimenopausia. Sin embargo a partir de cierta edad, el run run está en el aire.
Y al estar ese run run en el aire, incoscientemente puede que cuando te pase cualquiera de estas cosas u otras, pues llegues a «empiezo con los síntomas de la perimenopausia» en lugar de profundizar un poco más en aquello que te ocurre. Por supuesto si tenemos una retahíla de dolencias variadas asociadas a un periodo concreto, irremediablemente aparecen un montón de expertas/os que con la excusa de ayudarnos, hacen negocio a nuestra costa vendiéndonos los mas variados remedios: desde implantes hormonales, pasando por suplementos alimentarios y por supuesto los remedios de herbolario.
Es tentador dejarnos convencer de que toda esta suerte de síntomas variados tienen un culpable y gastar dinero en remedios que nos quiten el malestar, pero a mi no me convence, o al menos vamos antes a darle una vuelta ¿no?
Al igual que la adolescencia es una etapa de despertar a la vida, de hacernos conscientes del mundo que nos rodea. Dejamos la infancia en la que nuestros padres son todo y no conocemos mucho más que nuestra forma de vida, para descubrir que hay otras formas de vivir, otros intereses, otras personas y eso nos afectó de múltiples formas. Alrededor de los cuarenta y tantos ocurre algo diferente pero similar. Se dan una serie de hechos que nos afectan: nuestras hijas/os se hacen mayores y aunque nos siguen necesitando no nos necesitan de la misma forma que en la niñez y por tanto disponemos de un tiempo que quizás a veces no sabemos gestionar. También los años que llevamos con la pareja pueden afectarnos de formas variadas. Nos hacemos conscientes de que con suerte estamos en la mitad de nuestra vida. La carga mental de sostener con nuestro trabajo a la familia.
Nuestros padres se hacen mayores y empiezan a tener achaques variados, incluso pueden llegar algunas despedidas, nos enteramos de que personas de nuestra misma edad tienen x o y enfermedad, en nuestro grupo de amigos algunas parejas se divorcian…
Echarle la culpa de nuestro humor a las hormonas es tentador pero yo ahí veo causas más que de sobra para que las hormonas no sean la única razón de cualquier malestar, incluso de puntuales subidas de peso, dolores de cabeza… El estrés puede hacer que nos alimentemos peor y que queramos movernos menos, si no encontramos alicientes placenteros fuera de la comida o aumentamos el consumo de alcohol para lograr evadirnos, la subida de peso puede ser una de las consecuencias. Hablar solo de Perimenopausia sería un poco como cuando años después de estar embarazadas le echamos la culpa de la tripa a los embarazos, cuando si somos sinceras en general antes del embarazo la tripa ya estaba ahí.
Vaya por delante que no niego la menopausia ni lo que ocurre en el camino antes de llegar. Pero si la cosa va de hormonas ellos también tienen y no veo mucho ruido a su alrededor. Así que yo te propongo poner la lupa y discernir qué cosas de las que nos pasan son hormonales y cuales son simplemente resultado de vivir nuestra vida tal y como la tenemos montada. Porque igual en lugar de suplementarnos y hacer que los expertos de turno construyan mansiones sobre nuestra salud, igual lo que tenemos es que aligerar carga ¡Feliz día de la mujer!