Cada vez más mujeres viajamos solas por trabajo o por ocio, mi última vez como sabes ha sido la pasada semana y mientras esperaba a que mi avión con destino a París despegara, se me ocurrió que estaría bien compartir las cosas que son importantes para mi a la hora de viajar sola en avión. Si aún no has vivido esta experiencia pero te apetece, que el miedo no te haga echarte atrás. Como siempre te digo las cosas siempre son más difíciles en nuestra mente (al menos para mí).
Viajar sola quizás sea más aburrido porque no tienes a nadie con quien charlar, con quien localizar puertas de embarque, equipaje, calles etc Sin embargo también es una gran oportunidad para conversar contigo misma, para pensar, leer, escribir etc y por supuesto prestar atención a los detalles en los que quizás no tienes oportunidad de fijarte cuando viajas acompañada. Si el viaje es por ocio, porque nunca te coinciden las vacaciones con amigas, pareja o simplemente porque notas que necesitas un respiro en ese momento y no cuando se supone que toca, puede que te cueste tomar la decisión. Aquí lo importante para mi es plantear pros y contras, decidir el número de días, para que el tiempo no sea un problema y con la decisión planteada lanzarse sin vuelta atrás. La noche antes seguramente tendrás mariposas en el estomago o la cantinela de “quién me mandaría a mi” “¿Por qué habré hecho caso a @compartemimoda😅? Sin embargo a la mañana siguiente, poco a poco te adentrarás en tu pequeña gran aventura. Esa que te devolverá a tu vida normal como nueva.
Hay muchos tipos de viaje que puedes querer hacer sola, en mi caso una inmersión lingüística, una escapada para practicar inglés o cualquier otro idioma, un viaje cultural en el que aprender sobre cualquier disciplina, un retiro healthy… Sería el tipo de viaje que podría hacer sola sin ningún problema, al menos una vez al año. Si el viaje es de trabajo no tendrás mucho margen para elegir así que ahí sólo puedes plantear que cosas harán que tu vuelo y estancia sea más cómoda. Estas son las cosas que hacen mis vuelos más confortables:
- Viajar ligera de equipaje con un bolso grande y otro más pequeño dentro con las cosas imprescindibles: cartera, documentación y móvil. Soy de las que tiene tendencia a perder cosas y para evitarlo hace años aprendí que lo mejor es llevar poco y saber dónde está todo en cada momento.
- Billetes descargados en la aplicación Wallet del móvil para olvidarse de los papeles (ya sabes, no hay planeta B).
- Batería portátil para el móvil y cargador. No sé a ti pero a mí la batería no me aguanta un día completo desde hace ya tiempo y con el cargador portátil me evito sustos si no hay un enchufe disponible por ejemplo en el momento de mostrar las tarjetas de embarque.
- Calzado plano para que no hagan que te descalces al pasar el control del aeropuerto, en esta época nada mejor que unos mules.
- Toallitas para poder refrescarte si lo necesitas y pólvos matificantes si quieres tener efecto buena cara al llegar a tu destino.
- Este es el gran momento de las muestras de perfume. Incluye alguna en el bolso de mano. Los medios transporte no suelen tener un olor agradable y aplicarte unas gotas de perfume cambia la percepción. Lo mismo puede ocurrir en la habitación del hotel.
- Chaqueta y una bufamanta aunque sea verano para luchar contra los aires acondicionados (debajo manga corta o tirante por si el calor aprieta)
- Algún snack saludable sobre todo si vas a pasar varias horas y no quieres dejarte un riñón y medio en un sandwich rancio.
- Un libro y/o alguna serie descargada. Si el viaje no es muy largo la película o serie no es tan necesaria pero si son muchas horas seguro que te viene bien para que el viaje se haga más corto.
Y creo que esto es todo, mientras miro por la ventanilla del avión no puedo evitar pensar en aquel artículo que escribí hace tiempo: El secreto de la felicidad es la libertad ¡Feliz viaje!