Empecé mi aventura como «emprendedora» tras nacer mi primer hijo. No quería dejar de trabajar pero tampoco quería tener un horario rígido que no me permitiera disfrutar de su infancia. Nótese que he dicho que no quería tener un horario rígido y no, que quería trabajar menos horas. Me gustaría remarcar esto porque ser autónoma implica trabajar más horas de las que trabajas por cuenta ajena sin embargo al ser tú quien distribuye esas horas la conciliación puede resultar más sencilla (al menos en algunos periodos).

Por ejemplo, no hace falta salir a la carrera de casa todos los días para dejar a tu peque en madrugadores y volver a correr hacia el trabajo porque en tu empresa no son capaces de contemplar flexibilizar el horario de entrada dando la posibilidad de llegar en una horquilla de media hora, que se puede recuperar a lo largo de la jornada. Algo tan simple y tan barato mejoraría enormemente el nivel de estrés de sus trabajadores y descendientes pero esta no es una práctica demasiado extendida en las empresas, quizás porque esa tarea suele recaer sobre las mujeres.

Mi visión sobre el emprendimiento es bastante crítica, no sé si este artículo ayudará a otras mujeres que quieran emprender o tendrá el efecto contrario. Mi experiencia es que hay dos tipos de emprendedores los que tienen una familia/marido/mujer con trabajo seguro/funcionario/buen sueldo y para los que emprender no tiene ningún peligro porque es una especie de hobby que cuando es rentable lo es y cuando no, no pasa nada porque su manutención y la de sus hijos está cubierta (a estos les llamaremos grupo a).

Y los que pasan grandes dificultades si no consiguen facturar lo suficiente y ser emprendedor es sinónimo de vivir en la cuerda floja (o en una montaña rusa) porque los ingresos que se obtiene del trabajo son vitales para la supervivencia familiar (grupo b). Desde mi punto de vista la mayor parte de los emprendedores que conozco pertenecen al grupo a y por eso emprender se ha convertido en una gran burbuja, y hay muchos artículos hablando de las bondades de emprender. Bueno, por eso y porque empujar a que la gente salte sin red (pensando solo en las personas del grupo b) no tiene ninguna consecuencia para quien lo recomienda, al contrario, disminuye las cifras del paro y hace que las aportaciones a las arcas del Estado aumenten.

Algo que siempre me ha llamado poderosamente la atención es que las personas encargadas de asesorar en el emprendimiento suelen ser funcionarios, personas que no tienen ningún conocimiento real sobre lo que de verdad implica saltar sin red.  Un plan de empresa es un documento precioso que nunca se cumple. Puede situarte en el origen de tu empresa, plasmar ideas, puede ayudarte a ver el camino, a entender cuales son las métricas deseables, pero si preguntas a personas que hemos llevado a la práctica muchos planes de empresa a lo largo de nuestra vida, la mayoría te dirá que el papel lo aguanta todo y la realidad nunca se parece a lo que tenías planeado.

Los problema del emprendimiento en España son muchos y variados, las mujeres somos presa fácil de un sistema   que echa sobre nuestras espaldas la crianza de hijos e hijas. Los permisos por maternidad y paternidad en España son cortos si los comparamos con el resto de los países de la Unión Europea y no se pueden compartir. Además la brecha salarial nos sitúa en desventaja a la hora de decidir quien se toma un tiempo para la crianza si las familias no tienen intención de llevar a sus bebés a la guardería a los 4 meses.

La vuelta al trabajo por cuenta ajena no es sencilla, las cifras de paro femenino son claras, los datos de la EPA del primer trimestre de 2017 reflejan una tasa de paro del 20,51% en las mujeres, además la tasa de desempleo femenino es mayor que la masculina en todos los niveles educativos. Eso sin hablar de que las profesiones y sectores que están feminizados son los que cuentan con salarios más bajos y con menores posibilidades de promoción, así como con un menor reconocimiento social.

 

Con ese caldo de cultivo la maternidad suele ser un momento disruptivo en el que muchas decidimos ser nuestra propia jefa y salirnos de esa rueda de insatisfacción laboral, porque en cierta forma a muchas la maternidad nos ha empoderado, nos ha creado consciencia de lo que queremos y nos sabemos capaces de coneguirlo. Pero cuidado, no todo el mundo es capaz de conservar una buena salud viviendo en una constante montaña rusa empresarial, además seas del grupo a o del grupo b, ten en cuenta que sin un sueldo digno las mujeres volvemos a ser dependientes como la mayoría lo era antaño, recuerda que lamentablemente hoy en día trabajo no es sinónimo de empleo y no parece lógico volver a ser una madre dependiente de tu pareja (o familia) con una empresa bajo tu responsabilidad. Emprender, postureo empresarial e institucional con consecuencias graves lo mires por donde lo mires ¡Feliz Lunes!

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4 comentarios

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Buf!! Vaya temita nos dejas hoy… A mi personalmente me toca de cerca.
De mano te digo que estoy en el grupo a, mi marido tiene un puesto de trabajo y un sueldo que son un lujo. Fruto de los años que estudió y de su esfuerzo ha conseguido con 32 años estar en una posición laboral privilegiada. Y ojo! Que su madre ha limpiado casas toda la vida, no le han regalado nada.
Hace 5 años yo decidí emprender porque no veía futuro laboral en ningún lado, al poco tiempo me quedé embarazada y me pareció lo mejor para poder criar a mi hija no trabajando menos pero sí con un horario más flexible. Y ha sido duro, muy duro. Porque durante estos años le he dedicado unas 10 horas diarias a mi negocio para muchas veces llevar a mi casa 300 euros. He podido llevar a mi hija al colegio, ir a buscarla, llevarla al médico… Cosas que quizás en un trabajo por cuenta ajena no hubiera podido hacer.
Estar en el grupo a como tú lo llamas, me ha permitido obviamente vivir sin la preocupación de saber si llegó o no a final de mes porque sabía que había un sueldo fijo en casa, pero para mi eso no es privilegio porque al final he dependido de mi marido, algo que para mí ha sido muy frustrante. No estudié una carrera y un máster para depender de nadie.

Hace unos meses decidí traspasar mi negocio y volver al trabajo por cuenta ajena. Ser autónoma me ha dado flexibilidad con mi hija, pero sin duda ha sido el trabajo más precario que he tenido: trabajando 10 horas diarias, quitándome horas de sueño, y ganando una miseria, como dije antes muchos meses llevando 300 euros a mi casa. Te concreto más (tenía una librería)

Resumiendo, aún sabiendo que tengo el apoyo económico de mi marido no volvería a ser autónoma. Parece que das a entender o al menos así lo he entendido, que los autónomos del «grupo a» somos unos privilegiados que lo hacemos por hobby. En mi caso fue una alternativa laboral, no un capricho, invertí todos mis ahorros. Y sí, mi marido traía un sueldo, pero tener dependencia económica de mi pareja ha sido muy duro para mí porque creo firmemente en la independencia de cada uno, eso te hace ser libre, y es una de las cosas más importantes de la vida, la libertad. Eso entre otras cosas…
Al final es cuestión de poner las cosas en una balanza, y si no te compensa, puedes volver al trabajo por cuenta ajena.

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Gracias por tu comentario Ana, al final si te fijas digo que seas del grupo que seas no parece buena idea convertirte en un ser dependiente de tu pareja/familia. Aunque efectivamente estoy convencida de que no tener que trabajar para sobrevivir es un privilegio y me parece poco discutible, creo que es por eso precisamente que tantos autónomos se pasan la vida de evento de networking en networking que va a millones de cursos, tienen tiempo para teorizar porque la facturación no es tan relevante como para los que o facturas o te ves en la calle, supongo que dicho de un modo más crudo se entiende mejor. ¡Buena suerte en tu nueva etapa! 😉

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Te puedo asegurar que jamás he ido a ningún evento, ni curso… Y por cierto… Llevo 5 años sin vacaciones (pasar un fin de semana de agosto en Llanes no podría llamarlo vacaciones) ya que el único mes del año que podría cerrar, hay que trabajar con los libros de texto, por lo que no te puedes ir a ningún lado ya que al final es el mes que más trabajo tienes aunque sea a puerta cerrada. Sin embargo tú, entiendo que te identificas más con el grupo b, sueles irte de vacaciones o de fin de semana. Siendo autónoma para mi también es un privilegio, porque puedes permitirtelo en tiempo y económicamente. No podría decirse por tanto que estás en «tu grupo b».
Quiero decir con esto, que las cosas no son blancas o negras, y no por tener un sueldo fijo en casa la otra parte se convierte en autónomo de primera o de segunda, entre el blanco y el negro hay muchos grises.

Es mi opinión, por supuesto sin ánimo de ofender. Soy seguidora fiel de tu blog desde hace años y me encantan los temas que abordas, aunque a veces no esté de acuerdo…
Un saludo.

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Pero las vacaciones o el tiempo libre cuando no hay sueldo asegurado depende de una buena gestión económica y de la gestión del tiempo, como me estás hablando de mi personalemnte la cosa sería si hago un buen trabajo y gestiono bien los recursos (tiempo y dinero) puedo tomarme vacaciones o fines de semana si no no. Evidentemente hay muchos autónomos a los que no les va del todo mal, lo que quiero decir es que hay mucha gente, que me he encontrado con gente (no digo para nada que sea tu caso) que sus parejas o familias los sustentan económicamente y para los que emprender es un ocio no un negocio, esos van de curso en curso de evento en evento y parecen siempre más preocupados por su marca personal y sus bobadas que por la facturación.

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