Atreverse a ser uno mismo, a pensar y a hacer las cosas a nuestra manera, aunque eso signifique ser diferentes de las personas de nuestro entorno, no suele ser lo más habitual. Creo que nuestra educación conductista, esa que se practica en nuestro país desde hace ya demasiados años y que nos sitúa alineados con los ratones de laboratorio, tiene mucho que ver con el comportamiento de nuestra sociedad.
Desde pequeños todo tiene que ser igual, todos tenemos que hacer las mismas actividades, estar interesarnos por los mismos contenidos; los premios y los castigos marcan nuestra infancia, al principio con pegatinas que condecoran el trabajo bien hecho y caritas tristes para mostrar los errores, mas tarde se convierten en números del 0 al 10. Esos gestos inocuos para algunos hace que vayamos perdiendo -o a veces desaparezca para siempre- el «placer del intelecto» y se sustituya de un modo casi natural por la búsqueda de la aprobación externa y la competitividad con los demás.
Con ese aprendizaje en la edad adulta todo nos empuja a querer formar parte de un colectivo, a no destacar, a no rebelarnos, a no plantearnos si las cosas podrían ser o se podrían hacer de otra forma ¡con lo cómodo que es tener la misma opinión que la mayoría! Con ese aprendizaje nos gustan los uniformes porque nos evita expresarnos y tomar decisiones. Con ese aprendizaje nos cuesta tener pensamiento crítico y nos creemos casi cualquier cosa que esté envuelto en un halo de autoridad. Es bien conocido el síndrome de la bata blanca o la regresión a la infancia que sufren muchos padres y madres en las reuniones escolares dentro del aula.
Sin embargo algo queda por ahí escondido en nuestro interior, incluso dentro de aquellas personas a las que realmente consiguieron apagar su voz interna. A veces queda una profunda insatisfacción, un enfado casi constante con el mundo y muy especialmente con aquellos que no hacen las cosas como la mayoría. Otras veces y sobre todo de unos años a esta parte gracias a internet queda la opción de buscar a esos que hacen aparentemente las cosas de otro modo y que con su estilo de vida nos inspiran para aprender a ser mas nosotros mismos.
Desde mi punto de vista nunca es tarde para empezar a ser mas honestos y mas fieles con nosotros mismos. Todos tenemos la capacidad de autoeducarnos y cambiar aquello que no nos gusta.
{Imágenes: Newdarling una pareja realmente inspiradora}
11 comentarios
lucia
Patricia, solo avisar de que el enlace de las imágenes lleva a la página de conductismo de la wiki. Por si lo quieres comprobar y/o cambiar.
Patricia Fernández
Si Lucía lo puse yo, busqué uno rápido y la wikipedia me pareció una buena opción…
Leticia
Totalmente de acuerdo con la reflexión. La homogeneización es la vía fácil para muchos, pero es mucho más enriquecedor educar y crecer en la heterogeneidad, en el ser cada uno único y no tener miedo a ser libre de pensamiento y acción. Eso empieza desde la más tierna infancia (nunca he sido partidaria de los uniformes en los colegios porque creo que el valor de la igualdad se transmite en la espiritualidad y no en el vestir) pero hay que seguir cultivándolo durante la vida adulta. No es fácil, así que ánimo!
Rocio Iglesias Blas
No es nada fácil ser diferente.tu post,como muchos otros,me llega en un momento en el que estoy planteando retomar una de mis grandes aficiones,la escritura.escribí durante años y nunca me consideré lo bastante buena como para invertir tiempo en ello.hoy mismo iba a ir a una tienda de segunda mano para reponer el cargador del portátil y ponerme a ello porque si,porque me gusta y porque no debo compararme con nadie.solo disfrutar del proceso.
Por otro lado,Odio los deberes del colegio y las notas.me gusta que mi hijo disfrute de su tiempo y sea feliz,principalmente ,consigo mismo y respetando a los demás. Sin pelear por ser mejor de lo que es.de nada sirven los sobresalientes cuando un niño no es feliz,verdad??
Un beso
Patricia Fernández
¡Qué bien Rocío! Lo de los deberes es tan complicado…casi como el concepto niño feliz. O al menos a mi me cuesta tanto llegar a una conclusión en este tema, por un lado creo que nuestro sistema educativo está caduco y obsoleto que gran parte del profesorado debería plantearse cambiar de profesión solo aquellos que estén dispuestos a inspirar a los niños y a inculcar en ellos la magia del aprendizaje deberían dar clase y ganarse muy bien la vida con ello.Supongo que esos profes diseñarían las clases de un modo que las tareas que los niños pudieran traer a casa no serían mecánicas y repetitivas. Porque los niños también deben saber que la vida está formado por derechos y deberes, que hay que esforzarse para conseguir lo que te propones etc. Para mi es un problema de conciencia estar por un lado en total desacuerdo con el sistema educativo que tenemos incluidos los deberes y enseñarles a mis hijos sobre todo al mayor que debe esforzarse y que debe aprender a disfrutar todos los días tanto de las obligaciones como del juego libre. Quiero que sean un niños felices pero no niños y niñas vagos, quiero que quieran aprender y encuentren felicidad en hacerlo, pero si te soy sincera sigo probando cosas para ver si un día doy con la tecla, hoy por hoy creo que mi hijo mayor estudia y hace los deberes por contentar a su madre y eso me preocupa.
cori
Ser «auténtico» y ser uno mismo, no va reñido con que los escolares lleven uniforme, son cuestiones muy diferentes.
Hay que dar valor a la persona por encima de todo.
Por cierto Patricia, ¿Qué te parecen las declaraciones de Juan Rosell?, eso si que es un «atraso», y algo más que machismo.
Debería echarse todo el mundo encima, para que dimitiera..!que vergüenza..!!
Patricia Fernández
No va reñido si el uniforme no «cala» en los niños pero desde mi punto de vista por principio no es algo bueno para que cada niño busque su propio yo y se descubra a si mismo. Si ni siquiera se le permite a un niño elegir las cosas mas básicas de su vida ¿cómo va a aprender a tomar decisiones? Ser fiel a uno mismo muchas veces es cuestión de práctica… ¿Qué me parecen las declaraciones? penosas y sintomáticas de la situación de la mujer en el mercado laboral. Si algo hemos aprendido en los últimos años es que aquí no dimite nadie, si no lo hacen cuando comenten un delito como para planteárselo por una declaración, si hay mucho lío en todo caso al final dirán que se han malinterpretado sus palabras y todos tan contentos… ¡qué país!
Miri
Qué bonito y esperanzador…Lo cierto es que no es fácil salirse del redil y parece que hacerlo supone ir a contracorriente pero creo que sólo tenemos una vida y que si no la vivimos como queremos no tiene ningún sentido.
Patricia Fernández
Cierto! y que miedo da a una mayoría vivirla como quiere, es mas fácil conformarse y criticar a los que si lo hacen…
Rocio
Si,Patri,lo de niño feliz es un reto.
Yo también quiero que se esfuerce.este año le ha tocado un profesor súper entusiasta que consigue trasmitirle respeto y cariño a partes iguales y ves al niño más contento que nunca.esta claro que muchos necesitan reciclarse.
Con lo de que quiero que mi hijo sea feliz me refiero a que la infancia es la base de la vida.siempre lo he dicho.ante todo,que crezca rodeado de motivación y ganas de aprender porque nosotros debemos tambien contribuir a que su curiosidad sea infinita.llevándolo a museos,a ciudades, al cine al teatro,poniéndole musica o jugando o leyendo con el
Un beso muy grande y enhorabuena por tus artículos
Itziar
Me encanta. Gracias por escribir estas cosas.
A mi me parece aburridisimo pensar y hacer exactamente lo que hacen los demás, y eso es algo que intento inculcar a mis hijos.